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lunes, 23 de noviembre de 2009

LAS COSAS NO SON SIEMPRE LO QUE PARECEN


Dos ángeles viajeros se detuvieron para descansar y pasar la noche en el hogar de una familia muy adinerada. No eran muy sociables ni hospitalarios y no quisieron que se alojaran en la habitación de huéspedes de la mansión. Sólo permitieron que los ángeles se quedaran en el sótano de la casa; les dieron un espacio pequeño en el frío sótano.
A medida que ellos preparaban sus camas en el duro piso, el ángel más viejo vio un hueco en la pared y lo reparó. Cuando el ángel más joven preguntó el porqué, el otro respondió:
“Las cosas no son siempre lo que parecen”.
La siguiente noche, el par de ángeles pararon para descansar en la casa de un matrimonio muy pobre, pero el señor y la señora eran muy hospitalarios, y tenían un corazón entregado a las cosas de Dios. Después de compartir la poca comida que la familia pobre tenía, les ofrecieron su propia cama para que durmieran, así podrían tener una buena noche de descanso.

Al amanecer, los ángeles encontraron a sus buenos anfitriones bañados en lágrimas. La única vaca que tenían, cuya leche era su única entrada de dinero, yacía muerta en el campo. El ángel más joven estaba furioso con el mayor y le preguntó:
¿Cómo pudiste permitir que esto sucediera? El primer hombre lo tenía todo, sin embargo tú lo ayudaste. La segunda familia tenía muy poco, pero estaba dispuesta a compartirlo todo, y Tú permitiste que la vaca muriera.
Realmente estaba enojado y lo acusaba con mucha rabia.

Pero el ángel mayor le respondió:
“Las cosas no siempre son lo que parecen”.
Cuando estábamos en aquel sótano de la inmensa mansión, yo noté que había oro almacenado en aquel hueco de la pared. Debido a la codicia y egoísmo del propietario, y por estar tan obsesionado con el dinero al punto de colocar su corazón en él, vivir con avaricia y no estar dispuesto a compartir su buena fortuna, yo sellé el hueco, de manera tal que nunca pudiera encontrarlo.
Por el contrario anoche mientras dormíamos en la cama de la familia pobre, el ángel de la muerte vino en busca de la esposa del agricultor,
Y yo le di a la vaca en su lugar.
Algunas veces, eso es exactamente lo que pasa cuando las cosas no salen como uno espera que salgan.
Debemos aprender que hay momentos en los que se tiene que perder para luego conquistar. Pueda que Dios permita que alguna tribulación nos oprima, pero siempre será para nuestra edificación y para recibir una bendición mayor después.
Por eso
las cosas no son siempre lo que parecen

“Como Tú no sabes cuál es el camino del viento, o cómo crecen los huesos en el vientre de la mujer encinta, así ignoras la Obra de Dios, el cual hace todas las cosas” (Eclesiastés 1:5)
“Mira la obra de Dios; porque ¿quién podrá enderezar lo que Él torció? En el día del bien goza del bien; y en el día de la adversidad reflexiona.
Dios hizo tanto lo uno como lo otro,
a fin que el hombre nada halle después de Él” (Eclesiastés 7:13¨-1)